Casi normal, la vida real

Casi tenía claro que su vida no estaba destinada para el amor, ese amor puro, sin condiciones y sobre todo correspondido. Hasta cuándo podría durar la “chica rara” que entregaba todo sin importar lo que perdía. ¿En realidad perdía o simplemente daba sin perder?

Ya había pasado un largo tiempo cuando ella inició a sentirse nuevamente especial, única y simpática. Poco le importaba lo que pensaran de ella, pero si le interesaba lo que él pensara de ella. Todo era lindo pero confuso, especial pero al mismo tiene común, admirable pero irreal. De pronto todo se esfumó, el ya no la veía especial, ella no entendía por qué, luchaba para que esos momentos especiales duren por algún tiempo más, sin embargo, ya había batallado sin ayuda, sin consideración y sobre todo sin apoyo de nadie.

Hay veces en que entendemos que algunas batallas son mejor perderlas, a comparación de perder la dignidad por algo que siquiera te va a servir. Ganas el trofeo, obtienes lo que quieres, consigues lo que tanto anhelas y luego ¿qué haces?. Cumplido el objetivo el proceso se multiplica por cero. Extraño ¿no?

El cumplimiento de los objetivos a lo largo de la vida es importante, si no cuál sería el sentido de vivir. Muchas veces, los logros son celebrados cuando valen realmente la pena, los que no son logrados también son aplaudidos por que no necesariamente se gana todo el tiempo. Aprender a perder te hace grande, ya que es de donde sacas más fuerzas para el próximo proceso.

Hablamos del amor y ahora estamos hablando de la vida . ¿El amor es parte de la vida o la vida es parte del amor?… Ella no entendía y creo que muchas personas no entendemos que pertenece a qué realmente, sin embargo, seguimos la vida enamorándonos, sufriendo, decepcionándonos y volviéndonos enamorar. Ella, hizo lo mismo, dejó que la vida pase. El amor también pasó.

Continuará…

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